La alimentación durante los primeros 1.000 días de vida, desde la concepción hasta los dos años, es crucial para el desarrollo y la salud futura. Este período establece las bases para un crecimiento óptimo, un sistema inmunológico fuerte y la prevención de enfermedades a lo largo de la vida.
Introducir los alimentos de manera adecuada, garantizar un aumento de peso equilibrado y aportar los macronutrientes y micronutrientes necesarios son aspectos esenciales durante esta etapa crítica. Una nutrición correcta no solo asegura un desarrollo saludable, sino que también reduce el riesgo de problemas de salud en el futuro.
Aunque los primeros 1.000 días son fundamentales, nunca es tarde para tomar medidas. Adoptar hábitos alimenticios saludables en cualquier etapa de la vida puede marcar una diferencia significativa, mejorando la salud y el bienestar a largo plazo.